La PEM en el Foro Social Mundial

Dos días muy intensos en el Foro Social Mundial. Tanto que no me dieron tiempo para poder escribir todo lo que estaba pasando. Podría comenzar contando que el 28 fue el día de la Pan-Amazonía y que, durante todo el día, miles de hermanos y hermanas de comunidades indígenas de América generaron actividades innumerables en todo el Foro Social Mundial. ¿Habrá sido la reunión más numerosa de Pueblos Originarios del Amazonas la que se tenga memoria? Seguramente sí de los foros. Más de 5.000 personas que hicieron manifestación de su cultura y su identidad, a través de sus vestimentas, adornos, músicas, bailes… pero también del uso de las nuevas tecnologías, de sus convicciones profundas y de su conexión íntima con la “foresta” (selva).

Podría contarles también de la importante reunión del Consejo Internacional del Foro Mundial de Educación en donde Organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales reafirmamos nuestro compromiso por profundizar una perspectiva de educación “desde el Sur” que acompañe el proceso que se da en el Foro Social Mundial.

Podría contarles de las actividades autogestionadas del 29 de enero, que comenzaron inundando los predios de las dos universidades en donde se realiza el FSM y que hirvieron de participación. En muchas era imposible entrar. La gente ocupaba hasta los más pequeños espacios para poder estar presentes y debatir ideas y propuestas.

Podría hablarles mucho de todo eso… Pero no, necesito y quiero compartir con ustedes la última actividad del día de ayer (29) que fue el encuentro de los cinco presidentes con el Foro Social Mundial en el Centro “Hangar” de la ciudad de Belem.

La reunión estaba convocada para las 19.00. Desde las 15.00 primero cientos, después miles de personas comenzaron a hacer una interminable cola para poder estar presentes. Había como una sensación en el aire de que sería una reunión especial. En realidad, era la primera vez, en la historia de estos 9 Foros Sociales, que cinco presidentes iban a estar presentes: Lugo, Correa, Chavez, Morales y Lula.

Cuando fueron abiertas las puertas del Hangar, lentamente fuimos entrando hasta ocuparlo por completo. No puedo calcular cuántos seríamos, pero no cabía más un alfiler.

Como los presidentes presentes son varones, las organizaciones convocantes (CUT-IBASE-Instituto Paulo Freire (este último miembro de la PEM)) decidieron que los que hablarían, en nombre de los participantes, serían tres mujeres. Una africana, una indígena ecuatoriana y una militante brasilera. Tres discursos fuertes y muy consistentes. Expresivos de lo que hoy es el FSM en su diversidad.

Comenzó hablando Evo Morales entre los aplausos entusiastas de la multitud que lo vivaba por su triunfo en el referéndum constitucional. Lo siguió Correa, que hizo una detallada y vibrante descripción de lo que tenía que ser “el socialismo del Siglo XXI”. Más tarde, Fernando Lugo dio su primer discurso en el FSM como presidente, recordando que había ido a Porto Alegre en bus desde Asunción porque quería escuchar a Lula y a Chaves. Lo siguió Chavez que dijo –y cumplió- que sólo iba hablar poco porque ya no era necesario que él dijera tanto porque ahora eran muchos los que sostenían las mismas ideas y urgió a apurar el proceso de integración ya que el Nuevo Mundo Posible era necesario, urgente y había comenzado a nacer en América Latina. El cierre lo tuvo Lula que con un tono y estilo de dirigente sindical, afirmó que el crecimiento que el soñaba para el Brasil, no era para enriquecer al país, sino para que el pueblo pudiera tener mayor educación, mayor salud y que todos pudieran salir de la pobreza.

No quiero alargarme en los detalles porque seguramente, los diarios más cercanos a los procesos de los pueblos, serán más extensos de lo que puedo ser yo aquí. Quiero transmitirles sí algunas sensaciones muy fuertes que seguramente marcarán este foro: Los presidentes –TODOS- reconocieron el valor de este espacio y unieron la posibilidad de que hoy pase lo que pasa en América Latina a la existencia del mismo. Fue como que en el medio de la crisis financiera internacional y mientras ocurre la reunión de Davos, sintieron la necesidad de reafirmar que este es el espacio del que brotan las propuestas y nuevas perspectivas.

Lugo dijo que lo importante del FSM es que no termina aquí. Sus ideas y espíritu quedan impregnados en los participantes que luego lo hacen presente y vivo en todo lo que hacen en sus regiones, países y a nivel regional, que es mucho, constante y con fuerte capacidad de incidencia.

A esta convicción mostrada por todos los presidentes, se sumó la sensación generalizada de que estos presidentes –a los que habría que sumarles varios que no estaban pero “hubieran querido estar” (Lula nombró a Cristina, Bachelet y Tabaré) , con todas sus limitaciones y contradicciones, son “nuestros presidentes”. Porque no surgieron de los partidos o alianzas que defienden los intereses de los sectores ricos de la población, sino que fueron votados por sostener en sus plataformas los valores, principios y programas, que coinciden con el espíritu predominante de los FSM.

Y fue como una gran sensación colectiva de que hay que profundizar, quizás más que nunca en la región, el compromiso político con un modelo diferente de vida, “el socialismo del siglo XXI” al decir de Correa, que no es un conjunto de verdades fundamentalistas del pasado, sino una búsqueda de dar nuevas respuestas a los problemas que vivimos, inspirados en principios humanistas, comunitarios, con profundas convicciones éticas, con gran responsabilidad social, ambiental y con un modelo de desarrollo sustancialmente diferente al que la sociedad de consumo neoliberal nos ha querido imponer.

Aquel “Otro Mundo es Posible” que empezó a acuñarse en Porto Alegre y se expandió por el mundo, hoy va concretándose en esa nueva expresión que surgió de los pueblos originarios andinos. “No nos proponemos vivir mejor. Queremos vivir bien”.

(Desde Belem do Pará, Alberto Croce, director de Fundación SES, Argentina)